Recuerdo perfectamente la noche en que me quedé sola en la casa de doña Inés. Todos se habían ido al velorio de mi tío Efrén, y yo tuve que cuidar ese caserón frío y húmedo. Ni siquiera el gato quiso estar conmigo. Cuando miré el reloj marcaba las once de la noche. Me fui a […]