Con el pasar de los años, la sociedad xalapeña ha ido cambiando en su forma de pensar y sus costumbres. Ayudó quizá que la sede de la Máxima Casa de Estudios del Estado, la Universidad Veracruzana, se encontrara en esta ciudad.
Hace algunos años la sociedad era aún más conservadora (porque debemos admitir que aún existe una parte que sigue siéndolo y sí, eso le da un toque especial a Xalapa también).
Ejemplo de ello fue cuando inauguraron el Monumento a la Madre, a principios de los 60. Antes que nada hay que mencionar que éste fue diseñado por el arquitecto Sergio Besnier y modelado por el escultor José Ruiz Hernández en 1958.
Este monumento destaca por sus formas y concepto modernos. Es una escultura en bronce, de una madre con un vestido trasparente levantando a su bebé en lo alto, se ubica frente a un elemento de concreto, cuya espiral ascendente está enrollada en torno a las figuras.
Volviendo al punto, resulta que la inauguración de este monumento fue todo un escándalo pues hubo protestas por parte de un grupo de señoras, las cuales se encargaban de “cuidar la buena buena moral”, esto porque consideraron que esa escultura era “bastante indecente” y denigraba la imagen de la madre mexicana.
En esos años, la imagen típica de una madre era el de una mujer de edad mayor, con trenzas, vestimenta típica y rebozo. Hay que apuntar que la ubicación de esta escultura podría considerarse como un acto de rebeldía pues se encuentra casi enfrente de la escuela católica para mujeres, Motolinía y cerca de la torre de la Iglesia de los Corazones –que hoy en día es obstruida por la construcción de un hotel).
Ante ello, este grupo de mujeres solicitó que fuera retirada pero sus peticiones fueron ignoradas y con el pasar de los años, dichas inconformidades fueron perdiendo fuerza hasta considerarse, hoy en día, como cualquier otro monumento urbano.
Y así, esta pieza, que fue restaurada en 1994, con el tiempo se ha convertido en uno de los puntos más emblemáticos de nuestra ciudad. ¿Te sabías esta anécdota?
Foto: Internet