En 1917 Xalapa contaba entre sus habitantes a un carpintero llamado Enrique León, muy conocido debido a su carácter alegre, el cual era denunciado por sus pícaros ojos azules, que él mismo definía como “aurora sin chipi-chipi”. Tenía una casona muy amplia cerca de la Plazuela de Viñas. Don Enrique prestó el patio de su casa para que los jóvenes de aquella época construyeran un pequeño foro en el que representaban obras teatrales para recaudar fondos a beneficio de la calle, en donde se encontraba dicho lugar y que actualmente se llama Santos Degollado. Para ello, ese sitio fue ricamente iluminado y adornado con papel de china. Se cobraban veinte centavos por cada función.
El grupo de “actores” estaba formado por muchachos sin ninguna experiencia en actuación, que se unieron con el único propósito de contribuir al mejoramiento de esta ciudad, y eligieron el patio de don Enrique porque sabían de su espíritu festivo y entusiasta por sus frecuentes participaciones en la organización de las pastorelas navideñas y otros eventos.
Desde entonces y por mucho tiempo, la casa mencionada, marcada con el número ocho, fue conocida por todos los xalapeños como el Teatro de don Enrique.
Bibliografía: Espejo, A. (2011). Historias, cuentos y leyendas de Xalapa. 3rd ed. Xalapa, Ver., Mex.: H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver., pp. 57, 58.