Cuentan que en la Sexta de Juárez, se aparecía un señor cubierto con un manto café y encapuchado. Se le podía ver en las noches, porque era cuando robaba cosas y también niños.
Al principio, pensaron que se trataba de un maniático. Por eso un hombre se ofreció valientemente a atraparlo y desenmascararlo.
Su sorpresa fue enorme, cuando después de corretear y capturar al perverso ladrón, quitándole el manto y la capucha, se quedó sólo con la indumentaria en la mano, dándose cuenta que ésta nada más cubría un vacÍo.