El Parque de Los Berros

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El origen del Paseo de los Berros es muy antiguo, debe su nombre a una planta comestible que crecía cerca de una charca formada por las corrientes de las aguas que descendían de los montes circundantes (localizados en las actuales calles Miguel Hidalgo y Diego Leño). Al principio el lugar sirvió como potrero y plaza de armas.

Hay una historia fabulosa sobre este lugar, que dice asi:

En la época en que Xalapa sólo era un caserío de viviendas bajas y tejados con aleros, rodeado de pantanos abundantes en plantas, vivía en la Villa un hombre muy huraño, al que le decían «El Físico», porque tenía facultades para curar. Si bien los vecinos no lo querían por su manera de ser, lo respetaban gracias a su sabiduría médica.

Cuentan que una vez un labrador llegó enfermo del hígado, con la esperanza de que «El Físico» lo aliviara. Este, al verlo, solo le dijo: «Vaya y coma basta bastantes berros de los pantanos.» Después de señalar hacia el sur de la ciudad, se metió dando un portazo. Cabizbajo y con poca fé, el señor hizo caso a las palabras del hosco y solitario galeno.

En poco tiempo, el paciente se recuperó totalmente. Desde entonces, la gente comenzó a llamar al lugar de distintas maneras, según avanzaba el crecimiento de la población: Pantano de Los Berros, Laguna de Los Berros, Paseo de Los Berros y Parque de Los Berros.

Lo que hoy se conoce como El Parque de Los Berros se construyó durante el gobierno de Juan de la Luz Enríquez. En 1911 fué ampliado por el gobernador León Aillaud. En 1953, en su entrada, se instaló una estatua de Miguel Hidalgo y Costilla; también se colocaron una más en memoria del poeta Salvador Díaz Mirón (quién habitó en la Quinta Rosa, enfrente del parque sobre la calle Hidalgo) y otra de la poetisa tlacotalpeña Josefa Murillo.

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