Los Fantasmas de Los Berros

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Esta leyenda cuenta sobre dos fantasmas se aparecen en las noches nubladas y lluviosas en el parque de Los Berros, y dice así:

Ocurrió hace mucho tiempo que unos vecinos decidieron construir una capilla cerca del parque, con el fin de tener un sacerdote que los auxiliara religiosamente. Así, empezó a erigirse la ansiada capilla, y cuando estuvo terminada, los habitantes buscaron un párroco para que se encargara de atenderla.

Nunca se supo la causa por la que ningún cura quiso hacerse cargo de la capilla. Pasados varios meses, llegó un joven sacerdote, recién salido del seminario que ocupó el curato.

Entre los nuevos feligreses de la iglesia, había una niña como de doce años, quien se distinguía por su candorosa belleza. El religioso sintió simpatía y atracción por ella desde que la vio. Con el paso del tiempo ésta se convirtió para él en una obsesión y en un amor prohibido y desesperado.

Cuando la jovencita cumplió diecisiete años y su belleza se había acentuado aún más, se enamoró de un joven que acababa de llegar de la Vieja España, el cual también estaba muy enamorado de ella. Después de un breve noviazgo, decidieron casarse.

Carmen, que así se llamaba la muchacha, le dio la noticia a su confesor. Indignado, el cura y, sobre todo, cegado por los celos, intentó convencerla de que no realizara ese matrimonio, asegurándole que su novio era un aventurero y cazafortunas. Ella no le hizo caso al sacerdote, y los preparativos de la boda continuaron.

La tarde anterior a la ceremonia, Carmen fue a la parroquia para confesarse. El clérigo la recibió malhumorado, ya que al siguiente día tenía que oficiar la misa del casamiento. Su ira fue creciendo mientras Carmen en su devoción cumplía el rito de la confesión.

El hombre no se pudo contener y se abalanzó sobre ella con la finalidad de besarla. Después de una feroz lucha, él pudo dominarla y cometió el deplorable acto de la violación.

En esos momentos, cayó sobre Xalapa una terrible tormenta que, entre fuertes huracanadas, truenos y rayos, amenazaba con inundar la ciudad. El abominable acto concluyó con el asesinato de Carmen y el suicidio del cura en Los Berros.

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